Con el acto sencillo de la miniaturización y un meditado emplazamiento, Isaac Cordal expande la imaginación de los peatones que encuentran sus esculturas en la calle. Eclipses de cemento es una definición crítica de nuestro comportamiento como masa social. Su obra relata la devaluada relación del ser humano con la naturaleza a través de una mirada crítica sobre los efectos colaterales de nuestra evolución. Con el toque maestro de un director de escena, sus figuras y las ubicaciones que selecciona, nos remiten rápidamente a otros mundos. Hombres y mujeres suspendidos y aislados en un movimiento o pose que nos resulta familiar, con los que es fácil relacionarse o incluso reír.Situaciones en las que la naturaleza, todavía presente, muestra síntomas de supervivencia. La precariedad de estas anónimas estatuas, representa los restos nómadas de una construcción imperfecta de nuestra sociedad.
Sin embargo Isaac Cordal es comprensivo con sus pequeñas personas y transmite su empatía con sus situaciones, cuando nos las presenta en sus momentos rutinarios o de ocio, incluso en sus momentos más trágicos como la muerte accidental, el suicidio, el drama de la supervivencia o los funerales familiares. Una obra profundamente crítica y humanista.