«Si algo no son las fotografías que Nacho Alonso captura en su deambular por la cara oculta del día es previsibles. Lo que nos da es otra cosa, otra foto. Ni las postales, ni la esencia de los lugares, ni el instante preciso y fugitivo le interesan. Su mirada es distinta y, ante la duda, se ahorra el disparo. ‘Preferiría no hacerlo’, susurra Bartleby. Retratos al despiste en un gueto de toxicómanos, cartografías desganadas del mal vivir, bohemias sin partituras… En los antípodas de lo conceptual, Nacho es el retratista de una noche de segunda mano, veinticuatro horas al día. Y el resultado es irregular, auténtico e intenso.» (Juañ Gallego)